NOTA DE PRENSA
2/11/2016
Se inauguró oficialmente con
motivo de la presencia de la AAPSS
en los campamentos para la
celebración de ARTifariti
NUEVA GUARDERÍA
PARA 300 NIÑOS SAHARAUIS GRACIAS A LA COOPERACIÓN ANDALUZA
Los niños y niñas de la daira
de L-mesid del campamento de refugiados saharaui de Bojador ya pueden pasar el
día cuidados y motivados gracias a la solidaridad andaluza.
Diseñada por arquitectos
saharauis formados en Argelia y coordinados por la arquitecta jerezana Charo
Escobar, la guardería, de unos 200 metros cuadrados, ha sido decorada por
graduadas de la Escuela Saharaui de Artes.
El ministro de Educación de la
República Saharaui, Mohamed Moulud, inauguró oficialmente esta tarbia,
que lleva el nombre del mártir Sid Ahmed Salem Brahim, y fue recibido por medio
centenar de niños y niñas que aplaudían con cara de asombro.
El presupuesto de licitación
de la guardería, 40.000 euros, ha sido aportado por la Agencia Andaluza de
Cooperación Internacional para el Desarrollo (AACID) y su construcción se ha
realizado en seis meses para atender las necesidades de la daira de
L-mesid, en la que hay 300 niños en edad preescolar. El proyecto realizado por
Asociación de Amistad con el Pueblo Saharaui de Sevilla (AAPSS) finalizó el
pasado septiembre y hoy se aprovecha la presencia del presidente de esta
organización en los campamentos con motivo de la celebración de ARTifariti para
este acto inaugural.
El ministro de Educación
agradeció a la Junta de Andalucía y a la AAPSS su colaboración para sacar adelante
proyectos de educación en los campamentos de refugiados y formar a saharauis
que tienen todo el futuro por delante.
Para Fernando Peraita,
presidente de la asociación sevillana “es maravilloso que funcione una
guardería como esta, que formará a nuevas generaciones de saharauis mejor que a
las anteriores; estamos muy satisfechos de ver a unos niños felices, que van a
estar cuidados y educados”.
Si los niños y niñas mostraban
su felicidad rodeados de las divertidas pinturas que decoran las paredes de su
nuevo lugar de aprendizaje y divertimiento, quienes mostraban una alegría
enorme eran las madres.
Manuba, enfermera del hospital
local y que tiene dos hijos que van a este centro, dijo que su pequeño “esta
aquí mejor que en casa jugando con la tierra y las cabras; aprenderá a leer y
escribir en esta guardería tan bonita”.
La madre de otro pequeño,
Didi, de 5 años, comentó que su hijo ya no quería salir allí. “Es un sitio muy,
muy bonito”, exclamó con satisfacción mientras retenía al pequeño, que quería volver
a ver las paredes con dibujos.