lunes, 24 de noviembre de 2014

Carta de los dos artistas de EEUU expulsados de manera forzosa del Aaiún - Letter from the two US artists forcedly expelled from Laâyoune

Tennessee Watson y Yeshe Parks en el Aaiún

Fecha: 24 de noviembre 2014

Pasamos una semana viajando por Marruecos, explorando de la historia y la cultura de Tánger, Fez, Rabat, etc. Decidimos continuar hacia el sur, hacia el Sáhara Occidental, conscientes del conflicto político existente, y con el deseo de ver por nosotros mismos lo que es la vida en los territorios ocupados por Marruecos. Ya habíamos visitado los campamentos de refugiados saharauis en Argelia. Nuestro plan era viajar a través de El Aaiún a Dakhla; beber té, hablar con la gente y experimentar el paisaje.
Llegamos a El Aaiún en autobús el viernes 21 de noviembre. Nos registramos en nuestro hotel y nos saludó el recepcionista y un equipo de funcionarios de la ONU que estaban utilizando el WiFi en el vestíbulo; sus camiones emblemáticos estaban alineados en las aceras fuera.
Una vez instalados en el hotel nos fuimos a dar un paseo por el centro de la ciudad, tomamos algo de comida y té y llamamos a un amigo de un amigo, un activista de derechos humanos local, e hicimos planes para almorzar al día siguiente.
El sábado por la mañana nos despertamos, desayunamos en el hotel donde entablamos una conversación con el camarero y quedamos para tomar un café juntos en la noche. Me pareció una gran oportunidad para conectar con la gente local que no se identifican exteriormente como activistas políticos.
Después del desayuno nos fuimos a dar otro paseo por nuestro hotel y luego nos encontramos para almorzar en la casa de la activista local, Elghalia Djimi.
Esa noche volvimos al hotel y fuimos informados de inmediato por el personal trabajador que la policía nos había seguido y fotografiado.
A las 20:30 - alrededor de una hora más tarde, fuimos convocados para el vestíbulo, donde se juntaron rápidamente oficiales marroquíes vestidos de paisano de afiliación no declarada. Exigieron nuestros pasaportes. No nos pidieron nada sobre nuestros planes o actividades. Nos informaron de que habíamos violado nuestras visas de turistas hablando con activistas locales. A las 21:00, nos llevaron a nuestra habitación y nos dijeron que cogiéramos nuestras pertenencias, en cuanto desde  ese mismo momentos habíamos sido declarados personas non gratas.
Nos habían dicho que había un taxi dispuesto a llevarnos a Agadir, a unos 670 kilometros al norte del Sáhara Occidental. Expresamos nuestro deseo de tomar el autobús a Agadir, pero nos obligaron a subir a la cabina, dejando en claro que no había lugar para las negociaciones. Al salir del hotel y acorralados hacia el taxi nos dimos cuenta de que había más de 40 policías y funcionarios marroquíes en las calles y aceras alrededor del hotel. Teníamos la esperanza de ver a uno de los muchos funcionarios de la ONU que habíamos visto anteriormente, pero no había ninguna a la vista. Sobre las 22:00 estábamos acelerando ya hacia el norte rumbo a Agadir.
La región había sido golpeada por lluvias torrenciales e inundaciones repentinas que causaron la destrucción de los caminos y las carreteras locales, y hasta la fecha se han cobrado la vida de 17 personas.
El viaje, que en un buen día se suele hacer en 8 horas, nos llevó 15 horas. A medida que atravesábamos carreteras erosionadas por las aguas furiosas, nos preocupábamos por el viaje del conductor del taxi de regreso a El Aaiún.
Llegamos sin riesgos a Agadir y desde allí cogimos un autobús a Marrakech.
Parece lamentable que nuestra expulsión del Sáhara Occidental nos impidió encontrarnos con gente fuera de la comunidad de activistas. Nunca llegamos a tomar café con el camarero del hotel y sus amigos.
Esta experiencia sólo ha aumentado la preocupación por los derechos humanos de las personas que viven en el Sáhara Occidental y en Marruecos. ¿No es un derecho humano básico ser capaz de construir relaciones sin interferencia del gobierno?
Marruecos será sede del Foro Mundial de Derechos Humanos del 27 al 30 de Noviembre en Marrakech. Animamos a los activistas, académicos y periodistas participantes a que investiguen la situación del Sáhara Occidental, y cuestionen por qué a los extranjeros se les prohíbe asociarse libremente con las personas locales.
De cara al futuro, nos parece fundamental cuestionar también la eficacia de la actual operación de mantenimiento de paz de la ONU y la medida en que protege los derechos humanos de todas las personas en la región.

Atentamente,

Yeshe Parks
Tennessee Watson

PD.
Si no está familiarizado con el Sáhara Occidental y el conflicto con Marruecos, por favor, búscalo en Google. Hay algunos buenos artículos y páginas wiki.

PPD.
Estamos sanos y salvos en Marrakech.

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Date: 24 November 2014

We spent a week traveling around Morocco, exploring history and culture in Tangier, Fez, Rabat, etc. We decided to continue south to Western Sahara, aware of the political conflict and with a desire to see for ourselves what life is like in the Moroccan occupied territory. We had already visited the camps for Western Saharan refugees in Algeria. Our plan was to travel through Laâyoune to Dakhla; drinking tea, talking to locals and experiencing the landscape.
We arrived in Laâyoune by bus on Friday November 21st. We checked into our hotel and were greeted by the clerk and a crew of UN officers using the WiFi in the lobby; their emblematic trucks lined the curbs outside.
Once settled in we went for a stroll through the center of town, got some food and tea and called a friend of a friend; a local human rights activist and made plans to have lunch the following day.
On Saturday morning, we woke up, had breakfast in the hotel where we struck up a conversation with the waiter and made plans to have coffee together in the evening. It seemed like a great opportunity to connect with locals who did not outwardly identify as political activists.
After breakfast we went for another stroll around our hotel and then met for lunch at the home of the local activist, Elghalia Djimi.
That evening we came back to the hotel and were promptly informed by hotel staff that we were being followed and photographed by the police.
At 20:30 - about an hour later, we were summoned to the lobby which was quickly filling with Moroccan plain clothes officers of undeclared affiliation. They demanded our passports. They asked us nothing about our plans or activities. We were informed that we violated our tourist visas by speaking with local activists. At 21:00, we were escorted to our room and told to get our belongings as we were persona non Grata effective immediately.
We had been told a cab had been arranged to drive us to Agadir, approximately 670km north of Western Sahara. We expressed our desire to take the bus to Agadir, but they forced us into the cab, making it clear there was no room for negotiations. As we were corralled out of the hotel and into the cab we realized that there were over 40 police and Moroccan officials in the streets and sidewalk around the hotel. We were hoping to see one of the many UN officials we had seen earlier in the day, but there none were in sight. By 22:00 we were speeding north towards Agadir.
The region had been hit by torrential rain and flash flooding that caused the destruction of local roads and highways, and to date has taken the lives of 17 people.
The trip, which on a good day takes 8 hours, took us 15 hours. As we traversed roads rapidly eroding from raging water we worried about the journey the cab driver would face returning to Laâyoune. 
We arrived safely in Agadir and from there took a bus to Marrakech.


It seems unfortunate that our removal from Western Sahara prevented us from meeting anyone outside the activist community. We never made our coffee date with the waiter from the hotel and his friends.
This experience has only heightened our concern for the human rights of people living in Western Sahara and throughout Morocco. Is it not a basic human right to be able to build relationships without government interference?
Morocco is host to the World Forum on Human Rights from November 27 to 30 in Marrakech. We encourage the activists, scholars and journalists in attendance to inquire into the situation in Western Sahara, and to question why foreigners are prohibited from freely associating with individuals there.
Moving forward, it seems critical to also question the effectiveness of the current UN peacekeeping operation and the extent to which it protects the human rights of all individuals in the region.

Sincerely,
Yeshe Parks
Tennessee Watson

PS.
If you are unfamiliar with Western Sahara and the conflict with Morocco, please Google it. There are some good articles and wiki pages.



PPS.
We are safe and sound in Marrakech.